DÓNDE «TODO TE ESTÁ ESPERANDO»
(David Whyte)
Se respira un aire de cambio. Durante décadas, muchos creyeron que el bienestar universal se podía alcanzar simplemente mediante el crecimiento económico, la apertura de fronteras y la innovación tecnológica. Hoy en día, esta creencia está tambaleando. Como reacción, algunos se han refugiado en el nacionalismo, rechazando el libre comercio y la inmigración. Otros han abogado por la seguridad económica y la equidad. Otros, sin embargo, han apostado por la tecnología para transformar la educación y el trabajo.
Llevará tiempo discernir lo que está sucediendo. Sin embargo, en la incertidumbre del momento, una cosa se está haciendo evidente. En un mundo de consumidores globales aislados, está resurgiendo un aspecto fundamental del ser humano: la necesidad profunda de lugares de pertenencia.
Pero no todos los lugares ofrecen lo que nuestro corazón anhela.
Necesitamos un lugar donde vivir, no un refugio, donde la vida y el mundo estén llenos de significado, donde se busque la verdad y se experimente el perdón. Un lugar donde la libertad florezca en la amistad, no en la autonomía; donde la identidad se descubra, no se fabrique; donde la dignidad sea un don, no una meta. Cuando encontramos un lugar así, crecemos en certeza y apertura hacia los demás. Es como un verdadero hogar, donde todo nos espera.
«... el fuego crepita y la puerta permanece abierta. Hay pan y vestimentas, fuego y agua, y todos los oficios y misterios del amor. Hay descanso para los pies cansados en el suelo alfombrado, y para los corazones hambrientos en los rostros puros, lejos, al final del mundo, en la casa donde nací».
— G. K. Chesterton
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